El sueño que pintó un futuro: Homenaje al Ing. Rodrigo Catalán Peralta

Hoy nos encontramos celebrando el Día Pintumex, un día especial para recordar a quien hizo posible esta gran familia: el Ingeniero Rodrigo Catalán Peralta. Un hombre con sueños grandes, un espíritu inquebrantable y un corazón generoso que dejó huella en cada persona que tuvo el honor de conocerlo.

El inicio de una historia extraordinaria

Nacido en Chilpancingo, Guerrero, en un hogar con dificultades económicas, su infancia no fue sencilla. Pero Rodrigo Catalán Peralta nunca vio los obstáculos como límites, sino como retos por superar. Con esfuerzo y determinación, estudió en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y comenzó su carrera en PEMEX, donde descubrió conocimientos clave que tiempo después transformaría en un proyecto de vida.

Su espíritu emprendedor lo llevó a fundar Pinturas Alfa Gama en la Ciudad de México. No fue fácil, pero su determinación y su capacidad para convencer a proveedores de darle crédito le permitieron hacer crecer su negocio. Con el tiempo, se trasladó a Puebla, donde decidió que esta sería su nueva casa y el lugar donde su sueño tomaría una forma más grande.

En un viejo galerón, con dos ferreterías como sus primeros emprendimientos en la ciudad, fundó Pintumex en 1971, donde no solo construyó una fábrica, sino una comunidad.

Trabajando en sus productos, logró innovar con la pintura en polvo y con “Pintulín”, la primera pintura en bolsa, marcando una revolución en el mercado..

Un líder con un gran corazón

Para él, el éxito de una empresa no se medía en números, sino en la calidad humana de quienes la conforman. Era un líder cercano, generoso y humilde, por lo que, él nunca trató a un cliente como “solo un cliente”, sino como un amigo. Esta mentalidad también la aplicaba con las personas que trabajaba, pues siempre estaba dispuesto a compartir su conocimiento, porque su visión de negocio estaba basada en el crecimiento en conjunto, donde cada colaborador y su familia eran parte de la historia.

A él le gustaba referirse a Pintumex como un logro compartido, nunca como algo propio, porque sabía que el trabajo en equipo era la clave y le gustaba reconocer el esfuerzo de quienes lo acompañaban en este camino.

Un hombre de familia y tradiciones

Más allá de su vida empresarial, era un hombre de familia. Amante de la poesía y la jardinería, cuidaba con esmero las rosas que se encontraban en su casa. Disfrutaba de viajar y crear espacios de convivencia con sus hijos y nietos, ya que para él, los pequeños momentos importaban tanto como los grandes logros.

Los domingos en Sanborns eran sagrados, una tradición familiar que mantenía viva la conexión con los suyos. Y en los eventos de la empresa, le llenaba de orgullo ver a sus nietos participar, asegurándose de que entendieran la importancia de lo que había construido con esfuerzo y pasión.

Hoy, Pintumex sigue adelante con la misma pasión con la que él la fundó. Su historia es un recordatorio de que con trabajo, compromiso y valores sólidos, todo es posible. Su espíritu sigue presente en cada uno de nosotros, en cada colaborador, en cada cliente y en cada bote de pintura que sale de nuestras tiendas.

Este Día Pintumex es para recordarlo, para honrarlo y para agradecerle. Porque Rodrigo Catalán Peralta no solo fundó una empresa, sino una gran familia.

¡Gracias, Ingeniero, por enseñarnos que los sueños se construyen con esfuerzo, pero también con el corazón!